"El tranvía va muy silencioso y nosotros somos algo imprudentes". Esta frase de Conchita, una de las asistentes a la charla sobre seguridad en el tranvía en el Centro de Mayores del Casco Histórico, resume la necesidad de la campaña emprendida por la empresa Los Tranvías de Zaragoza en los 31 centros de mayores de la ciudad con el fin de reforzar la confianza de este colectivo de riesgo hacia un medio de transporte cómodo, limpio y, sobre todo, seguro.

Las personas mayores de 65 años representan aproximadamente el 18% de la población total. Sin embargo, protagonizan hasta el 30% de los accidentes de tráfico, la mayoría de ellos por atropellos.

Además, en las jornadas de diagnóstico desarrolladas hace ya tres años por la Oficina Técnica del Mayor del Ayuntamiento de Zaragoza, las/os usuarias/os de centros cívicos (el 50% de la población mayor de la ciudad) apuntaron a la seguridad vial como una de sus principales preocupaciones ciudadanas.

Esos datos, unidos al compromiso por la seguridad que es prioritario en la gestión de Los Tranvías de Zaragoza, ha llevado a la empresa concesionaria de este transporte público en la ciudad, en colaboración con la Oficina del Mayor, a desarrollar una amplia campaña de concienciación entre el colectivo de mayores respecto a medidas de prevención y protección en el uso de este medio de transporte.

 

Charlas formativas

"Los mayores necesitan sobre todo sensibilizarse con la seguridad vial en general y con la del tranvía en particular", señala María Pérez, de la Oficina del Mayor. Por eso, este servicio municipal, junto con la empresa del tranvía, desarrollan desde 2016 una serie de charlas formativas en los 31 centros de mayores de Zaragoza.

Es ya la tercera edición de las charlas gratuitas desarrollada por Los Tranvías de Zaragoza, la única empresa de tranvías en todo el Estado español que realiza este tipo de contactos con los mayores, un colectivo con el que está especialmente sensibilizada la compañía.

En las charlas, que continuarán a lo largo de este año, se genera habitualmente una espontánea y frecuente participación de los asistentes, con intercambio de experiencias y preguntas entre los mayores y las ponentes.

Intervenciones de este tipo se han desarrollado también en numerosos centros escolares de la ciudad, con lo que las recomendaciones de seguridad están alcanzando a miles de personas de todas las características humanas y sociales.

Respecto a las charlas para los mayores, son solicitadas por los propios centros y a continuación se ajustan entre la empresa del tranvía y la Oficina del Mayor, que en el futuro plan de seguridad vial prevé "seguir profundizando en esta iniciativa", precisa María Pérez.

Las charlas van orientadas a que los mayores preserven su integridad y a que refuercen su papel de educadores hacia sus familiares y hacia el resto de ciudadanos, un rol con el que se identifican y que les motiva. "Me hace ilusión servir de ejemplo a mis nietos", señala con orgullo Angelines, otra de las asistentes a la charla en el Centro de Mayores del Casco Histórico.

Allí la conferencia sobre la seguridad en el tranvía ha estado precedida de un interesante debate entre las y los asistentes sobre cómo viajan los mayores en el tranvía. Conchita se manifiesta encantada: "yo estoy muy contenta, voy muy a gusto".

Tanto ella como su compañera Pilar inciden sobre todo en la ausencia de barreras para acceder o salir de los coches del tranvía y en “la comodidad de los asientos y lo fácil que es sentarse y levantarse, sin molestar a los demás”.

 

Más comodidad y seguridad

También coinciden todas y todos en la buena disposición de las paradas y los andenes, “sin obstáculos y sin escalones para subir y bajar”, e insiste el desordenado coro de voces en que en el tranvía se va cómodo y seguro.

Antonio confirma que "la verdad es que es un placer moverse con el tranvía". Maribel corrobora: "yo voy encantada, no hay baches ni frenazos ni curvas fuertes. Da mucha sensación de seguridad y eso es muy importante para personas de nuestra edad".

Durante la charla continúa el intercambio de comentarios entre los asistentes sobre las cualidades del tranvía. Algunas personas, como Adela o Gerardo, sugieren colocar asideros colgantes en las barras de seguridad, pero la mayoría no los considera necesarios y el auditorio coincide en que la disposición de los coches y los elementos que los equipan ofrecen muy buenas prestaciones para las personas mayores.

El debate espontáneo entre el público deriva por momentos en un enjambre de voces que María Olivas, la joven que ofrece la charla de seguridad, calma con paciencia y suavidad para reconducir la atención hacia sus palabras y las imágenes que las complementan en una pantalla.

Ha iniciado su intervención con un breve resumen de la historia del tranvía en Zaragoza y su reciente recuperación desde 2011 para ir desgranando a continuación los consejos de seguridad a sus oyentes: "Deben tener en cuenta que el tranvía siempre tiene prioridad en los cruces y en los semáforos… En las paradas hay que colocarse siempre detrás de la línea amarilla de seguridad… Hay que dejar que la gente baje antes de subir al vagón… Dentro, hay asientos reservados para embarazadas, lesionados o personas mayores…"

 

Los asientos reservados

Aquí surge un nuevo cruce dialéctico. Mari Carmen asegura que "tengo 87 años y la gente no se levanta para cederme el asiento". Luis le rebate: "yo creo que sí se levantan". Su opinión es admitida por la mayor parte de los asistentes. La opinión generalizada es que hay sentido cívico entre los usuarios del tranvía y habitualmente son amables con los mayores.

María Olivas continúa con su intervención y alerta de forma especial sobre el tranvía en el Coso: "es una calle peatonal, el tranvía va silencioso en ambas direcciones, hay que tener muchísimo cuidado pese a que los convoyes por allí van más despacio".

Sus oyentes confirman el riesgo de la zona, que Conchita extiende hasta la plaza España, aunque por otros motivos, por la aglomeración de gente y porque "va todo el mundo despistado, corriendo y atendiendo a los móviles".

La conferenciante subraya también que una vez dentro del vagón "debemos validar siempre el viaje con la tarjeta. Si no lo hacemos, aparte de infringir la norma que nos obliga a pagar por cada trayecto, estaremos viajando sin el seguro que incorpora el billete. Así que si tenemos cualquier incidente, un tropezón, una caída por un frenazo, cualquier cosa, no nos cubre el seguro".

Silencio en la sala y gestos de reflexión. Parece que casi nadie había reparado en ese detalle, muy significativo tratándose de personas mayores, más susceptibles de sufrir incidencias en el interior de los vagones. A partir de hoy, a nadie se le ocurrirá viajar en el tranvía sin validar el trayecto.

 

Conocer las normas y cumplirlas

La charla continúa y María Olivas, tras la conclusión de la serie de imágenes se dirige a su audiencia y les insiste en que "estas charlas son muy importantes para que conozcan las normas de seguridad y así puedan cumplirlas, pero eso ya es voluntad de cada cual. Yo les aseguro que van a ir mucho más tranquilas y tranquilos si las respetan".

Concluida la exposición, se reproducen las intervenciones espontáneas de asistentes. Vuelven a insistir en las bondades del tranvía como medio adecuado para el desplazamiento de los mayores. Conchita puntualiza a ese respecto que "es seguro si cumplimos las normas".

Además, otras voces, como las del ya mencionado Antonio, inciden en que es un medio que "ayuda a mejorar el medio ambiente”.